12 dic 2008

No mires a los ojos de la gente, (me dan miedo, mienten siempre…)

Entre tantos recuerdos olvidados dentro de aquella caja mi mano pulsó el viejo botón de metal. Fue como si de pronto un sudor frío recorriese, otra vez, mis manos, mi frente. El aire alcanzaba con dificultad punzante mis pulmones. La lengua pegada al paladar buscaba algo de saliva, que sin previo aviso, había desaparecido. Bajo la atenta mirada de aquel cuervo, de aquella especie de muñegote con hábito, intentaba concentrarme, no parecer nerviosa, no llamar su atención. Diez preguntas desconocidas, esperaban respuesta en aquel folio en blanco. Mis piernas temblorosas bajo el uniforme gris picante sabían la solución. Solo tenía que levantar mi falda y leer. Diminutas letras cuidadosamente escritas la noche anterior esperaban ser copiadas.
Aquella canción crujía en alguna parte de mi mente “No mires a los ojos de la gente…”Golpes bajos insistiendo en que no levantase mi cabeza de aquella hoja. Bajo ningún concepto mi pupila, espejo de mis muslos, debía coincidir con la suya.
La boca de la superiora mascaba chicle pegajoso e interminable, causándome arcadas de ofuscación y movimientos compulsivos de un “bic” mordido y azul entre mis dedos. Meneos nerviosos delatores de mi secreto. Su mano se acerco demasiado a mi falda y sin dejar de mirarme, apretó mi pierna… Apreté la tecla stop de aquel walkman y la canción que durante diez segundos había sonado justo por donde quedó detenida hacía años, paró. Y paró el sudor, regresó la saliva, pero mis muslos temblaban, como si aquellos dedos huesudos siguiesen todavía allí, aprovechando la situación perfecta para examinar otras partes de mi cuerpo.
Creí haber olvidado mi corrupto sobresaliente, ya no recordaba sus escuálidas manos, ni el color de aquellos ojos, que sin yo saberlo habían estado demasiado tiempo al acecho dentro de una canción.
Ana Hernández
(participante de la Escuela de Escritura Creativa George Orwell 08/09)
Relato ganador del II Concurso de Mini-relatos convocado por la Asociación Aragonesa de Escritores
(Reproducción con permiso de la autora)

3 dic 2008





Oscar Sipán (Huesca, 1974)

Galardonado en numerosos certámenes literarios, entre los que destacan el VIII Certamen Literario Alfonso Martínez-Mena 2008, de Alhama de Murcia, el XXXV Premio Ciudad de Villajoyosa 2007, IX Premio de Libro Ilustrado para Adultos 2006, que convoca la Diputación de Badajoz, el Premio “Don Alonso Quijano 2006, Málaga, el XXXIII Premio Nacional José Calderón Escalada 2005, de Reinosa, Cantabria, el XVI Premio Nacional de la Asociación de la Prensa de Ávila 2005 o el XLI Premio Internacional de Cuentos de Lena, Asturias. Autor de los libros Rompiendo corazones con los dientes (1998), Pólvora Mojada (Premio Isabel de Portugal 2003), Leyendario (2004), Escupir sobre París (2005), Tornaviajes (2006), Guía de hoteles inventados (2007), Leyendario. Criaturas de agua (2007) y Avisos de derrota (2008).






1. La pregunta obligada: ¿cuál es su escritor y libro favoritos?
Cada época de tu vida tiene un escritor y un libro. Ray Loriga, que me interesó cuando comenzaba, queda muy lejos. Patricia Highsmith y Marguerite Duras siguen despertando mi admiración. Creo que el libro que más me ha marcado es El extranjero, de Albert Camus.



2. En su proceso creativo personal –nacimiento de la idea, escritura…-, ¿cuál es la parte que más duele?
Me duele todo. Pero sobre todo, me duele la responsabilidad de enfrentarme a una historia, algo que la gente de la profesión suele olvidar. Cuando alguien te dice que escribes bien, estás acabado: es necesario despertar el odio o el amor.




3. ¿Cuáles eran sus lecturas cuando era adolescente?
De mi paso por la escuela pública sólo puedo rescatar un libro, que me fascinó y lo sigue haciendo: Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio. También recuerdo con cariño a Julio Verne, Emilio Salgari o Michael Ende. Fui un lector tardío, un lector de cómic hasta los 16 años.




4. Sábado por la noche, solo en su casa, abre ese libro que hacía tiempo que deseaba leer, ¿agua, café o whisky?
Agua, sin duda. Identifico el café con el trabajo y el whisky con la fiesta.





5. Una de las facetas míticas del escritor es el famoso “bloqueo” ante la hoja en blanco. ¿Usted lo sufre? ¿Cómo lo supera?
No entiendo el miedo al folio en blanco. En mi opinión, es bueno no escribir todo el tiempo. Pero escribir es mirar y pensar y caminar. Veo la escritura como una forma de estar despierto.










6. Ahora una comprometida, dénos un motivo para leer su último libro.
En Avisos de derrota (ONAGRO EDICIONES) me he abierto en canal. Ya sólo creo en la bondad de los animales.




7. ¿Qué motivo haría que mañana usted dejara de escribir para siempre?
No contemplo esa posibilidad. Es lo único que sé hacer y prefiero ser un mal escritor a no serlo de ninguna manera.

8. Si no es una inconveniencia: ¿cómo te llamaba tu madre de pequeño?
Osquetar.

9. ¿Cuál es su opinión sobre el panorama literario aragonés?
Se sigue compitiendo con los vivos, cuando debería de hacerse con los muertos. De todas formas, hay variedad y voces nuevas.

10. Finalmente, ¿cuál es el libro que está leyendo actualmente?
En mi mesilla siempre hay dos o tres libros. Ahora mismo leo Decidme cómo es un árbol, de Marcos Ana, Enciclopedia de la ignorancia, de Kathrin Passig y Aleks Scholz y Lo mejor que le puede pasar a una agente literaria, de Debra Ginsberg.